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Cortés Hernández, Hernán. Hábitos de la Gente Eficaz

 

Hábitos de la Gente Eficaz. 

Introducción.

Probablemente muchas personas en alguna ocasión de su vida se habrán preguntado qué distingue o qué hace que algunos individuos triunfen y otros no, y por qué algunas organizaciones sobresalen de otras y se vuelven más competitivas; también, si existe alguna receta para lograr el éxito individual y de la empresa.

Al respecto, y a fin de lograr dar respuesta a los cuestionamientos anteriores, el hombre ha tratado de descubrir, precisamente, lo que se puede llamar la “clave del éxito” y como resultado, han surgido numerosas hipótesis, técnicas, procedimientos, conjuntos de reglas, principios etc. que se presentan como la “receta” ideal para hacer de los hombres unos triunfadores y que a la par, se vean colmados de riqueza.

Para Stephen Covey, la clave del éxito radica en la propia persona, quien tiene a su alcance la llave para hacer de su porvenir un futuro prometedor. Para Covey, tratar de encontrar las herramientas para lograrlo fuera del mismo individuo, constituye una pérdida de tiempo y un desconocimiento de las capacidades individuales. Para Covey, el éxito tiene que ver con la efectividad, y la efectividad, puede ser fácilmente desarrollada por cualquier persona, basta únicamente con adoptar, como parte de la forma de ser, algunos aspectos que describe en su obra “7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva”.

En el presente trabajo se describen de manera general, precisamente, 7 aspectos definidos por Covey como “hábitos”, afirmando, que su práctica constante, harán que una persona se distinga por su efectividad y por consiguiente se vea coronada por el éxito. Si, además, se tiene presente que las organizaciones se nutren de personas como factor clave, el éxito personal se trasladará al éxito empresarial.

 

Desarrollo.

Iniciaremos por definir primeramente dos conceptos que resultan fundamentales para el desarrollo del tema que se pretende abordar. Citados conceptos se refieren a las palabras “hábito” y “eficacia” o “eficaz”. De esta manera, de acuerdo con el diccionario de la lengua española, entenderemos por “hábito”, al modo especial de proceder o conducirse, adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas. La palabra hábito deriva de haber, poseer y en este sentido, de acuerdo con Aspe Armella, se puede interpretar como la capacidad que distingue a los hombres para disponerse de manera diferente a lo que por naturaleza corresponde. Sin embargo, esto no debe confundirse con las costumbres, ya que estas últimas son la repetición de actos que muchas veces no se llevan a cabo de manera libre y consciente[1], a diferencia de los primeros, que implican una conciencia plena de lo que se realiza. Para Stephen Covey un hábito es “como una intersección de conocimiento, capacidad y deseo. El conocimiento es el paradigma teórico, el qué hacer y el por qué, la capacidad es el cómo hacer. Y el deseo es la motivación, el querer hacer. Para convertir algo en un hábito de nuestra vida, necesitamos esos tres elementos”.

Respecto a la eficacia, el mismo diccionario de la academia española la interpreta como “la capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera”, entendiéndose por eficaz, como el que tiene eficacia; es decir, el que se encuentra dotado de la capacidad de lograr lo que, de él, o de sí mismo, se espera. Eficacia se interpreta como sinónimo de efectividad ya que esta última palabra es entendida como la habilidad de alcanzar los objetivos, lograr los resultados que se buscan. Covey, por su parte, afirma que la efectividad constituye el equilibrio entre la eficacia y la eficiencia, entre la producción y la capacidad de producción[2]. Siendo un poco más rígidos, la efectividad es posible representarla como la relación objetivos/resultados bajo condiciones reales, de donde se resume que, si los resultados obtenidos permiten alcanzar los objetivos establecidos, entonces se estará hablando de efectividad.

Descrito lo anterior, ¿qué podemos decir acerca de los hábitos de la gente eficaz?, ¿qué hace que unas personas obtengan los objetivos que se plantean y otras no?, ¿qué es lo que caracteriza a estas personas?

Para Stephen Covey, autor de la obra “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, las organizaciones que sobresalen de entre las demás por su nivel de efectividad, se caracterizan por estar integradas por personas poseedoras de hábitos que las hacen ser eficaces, es decir, sus capacidades les permiten alcanzar los resultados u objetivos que se plantea la organización, convirtiéndose así, citados individuos, en la “piedra angular” de referidas colectividades.

Los hábitos que distinguen a estas personas se sintetizan en lo siguiente[3]:

  • Primer hábito: “Ser proactivo”.

Este hábito proporciona la libertad que permite seleccionar la mejor respuesta a los estímulos del ambiente que le rodea. Facilita reaccionar de conformidad con los principios y valores personales. Constituye una cualidad esencial que establece una diferencia entre los hombres y la especie animal; es decir, es una característica distintiva de los seres humanos y los faculta para que sean ellos mismos quienes diseñen y conduzcan su destino.

  • Hábito: Proactividad.
  • Descripción: Hábito de la responsabilidad.
  • Resultado: Libertad.
  • Segundo hábito: “Empezar con un fin en mente”.

Iniciar cualquier actividad con un objetivo específico por alcanzar da razón de ser a la existencia, ya que la fijación e idealización de una meta, permite que todas las acciones que se realizan se orienten a lo que se estima que en verdad vale la pena y que se considera de verdadero significado en la vida de las personas.

  • Hábito: Empezar con un fin en mente.
  • Descripción: Hábito del liderazgo personal.
  • Resultado: Sentido a la vida.
  • Tercer hábito: “Establecer primero lo primero”.

Priorizar lo que verdaderamente vale la pena, evita que las personas se sientan afligidas de constante, por lo que comúnmente se conoce como “urgente” y que sus esfuerzos se concreten en alcanzar lo que en realidad da sentido a la existencia. La constancia en colocar primero lo primero, es lo que facilita que se llegue a materializar el objetivo visualizado en el hábito anterior.

  • Hábito: Establecer primero lo primero.
  • Descripción: Hábito de la administración personal.
  • Resultado: Priorizar lo importante por encima de lo urgente.
  • Cuarto hábito: “Pensar en ganar/ganar”.

Ganar/ganar, destierra de la mente de las personas la falsa idea de que para que uno triunfe, el otro necesariamente tiene que perder. Este hábito conlleva la generación de conciencia de que lo realmente importante lo constituye el “bien común”, de tal manera que llegue a materializarse un balance entre los objetivos personales y los objetivos de los demás. Cuando se está consciente de este equilibrio y se actúa conforme a este principio, es posible concretar una convivencia entre las personas caracterizada por la equidad.

  • Hábito: Pensar en ganar/ganar.
  • Descripción: Hábito del beneficio mutuo.
  • Resultado: Bien común y equidad.
  • Quinto hábito: “Procurar primero comprender, y después ser comprendido”.

La necesidad natural que percibe el ser humano de ser comprendido constituye un sentimiento de importancia vital en el ser humano, de ahí que sujetarse a este hábito, se traduce en un manifiesto respeto por los demás, ya que se coloca por encima del interés personal, el de los otros. La práctica habitual de este hábito es la base de relaciones humanas efectivas y permite arribar a acuerdos del tipo ganar/ganar.

  • Hábito: Procurar primero comprender y, después, ser comprendido.
  • Descripción: Hábito de la comunicación efectiva.
  • Resultado: Respeto y convivencia.
  • Sexto hábito: “La sinergia”.

El trabajo en equipo siempre produce mejores resultados. Las ideas individuales se ven fortalecidas con la participación y talento de otras personas. Valorar la diversidad y logar cultivarla facilita el trabajo de grupo. La sinergia produce ideas mejores y genera las condiciones propicias para la innovación.

  • Hábito: Sinergizar.
  • Descripción: Hábito de la independencia.
  • Resultado: Logros e innovación.
  • Séptimo hábito: “Afilar la sierra”.

Practicar este hábito establece un balance entre las distintas dimensiones del ser humano (física, espiritual, mental, emocional, etc.) lo que segura la coherencia de las personas en el desempeño adecuado de los diferentes roles que se representan a lo largo de la vida. Esta capacidad se traduce, además, como la habilidad del individuo para renovarse de manera constantemente, tanto física, como mental y espiritualmente.

  • Hábito: Afilar la sierra.
  • Descripción: Hábito de la mejora continua.
  • Resultado: Balance y renovación.

 

Respecto de los 7 hábitos señalados cabe resaltar que su aplicación no es posible considerarla de manera fragmentada, es decir, unos hábitos si y otros no; o bien, unos ahora y otros después. La efectividad de su desarrollo reside en un enfoque gradual y de conjunto y de esta misma manera se manifiesta la efectividad de las personas; no llegan por su aplicación un día, a ser efectivas al día siguiente, esto se manifiesta de manera paulatina y progresiva.

A medida que los individuos crecen y maduran, se percatan que los logros de mayor importancia se derivan o tienen que ver con las relaciones con los de más; es decir, la vida se basa en relaciones de interdependencia, de esta manera, se puede afirmar, que si bien, las personas independientes consiguen muchas veces lo que se proponen, quienes son interdependientes, por combinar sus capacidades y voluntades con las de los demás obtienen un mayor éxito; sin embargo, esto no puede llevarse a cabo si se carece de los hábitos mencionados.

Los hábitos 1, 2 y 3 orientan las acciones de quienes los practican de constante, hacia la independencia, hacia el triunfo individual; y por su parte, los hábitos 4, 5, y 6, están encaminados al trabajo en equipo, la comunicación y la cooperación, el éxito colectivo. La combinación de unos y otros puede ser interpretada como el éxito particular en conjunto con el de la colectividad o grupo en donde se desenvuelve el individuo. Si a ello se agrega el hábito 7 que habla de la renovación y que, en síntesis, encarna a todos los demás, en conjunto el individuo va ascendiendo sobre una espiral de desarrollo hacia escenarios de efectividad y perfección más elevados.

Conclusiones.

Desde el punto de vista organizacional, toda empresa que cuente con integrantes caracterizados por el dominio y la práctica de los 7 hábitos descritos por Stephen Covey en su obra, necesariamente se distinguirá de entre las muchas otras, por ser una empresa efectiva y competitiva, concluyéndose esto, en base a las siguientes razones:

  • La misión y objetivos de la organización se presentan claros y alcanzables para sus integrantes; así mismo, cada uno de ellos hace suyos tanto fines como meta principal. De ahí que todos los esfuerzos se direccionan en un mismo sentido.
  • Las problemáticas que pudieran surgir son atendidas de manera proactiva por sus miembros y mediante la conjunción de las capacidades de los trabajadores, se obtienen las mejores soluciones y la implementación de las acciones de mayor efectividad, que sin duda conducen a la solución de situaciones críticas.
  • Colocar primero y por encima de otros intereses el de la empresa, reduce el dispendio de esfuerzos, canalizando las acciones del conjunto hacia el logro del fin común, que no es otro que el de la empresa, y, por consiguiente, el objetivo que cada trabajador se ha puesto en mente.
  • La mentalidad trufadora de los trabajadores donde la premisa es ganar/ganar, evita pensamientos y acciones que conllevan el éxito particular o de unos cuantos; por el contrario, tanto trabajadores como socios y clientes, se ven beneficiados con el éxito de la compañía. La sinergia de todos los involucrados permite el logro del objetivo de la organización.
  • Finalmente, la renovación personal se traslada hacia la renovación de la organización dotándola de nuevos esquemas de trabajo, estructuras, políticas, y, sobre todo, mejora de la cultura organizacional, lo que indudablemente se asocia con el éxito.

Lo descrito, puede ser fácilmente destacable en muchas empresas que a través de los años han resultado exitosas, tal es el caso de “Apple”, que si bien, se desconocen a detalle muchos aspectos de su funcionamiento, lo que es de todos conocido, permite afirmar que sus principales integrantes se han distinguido por estar dotados de los 7 principios de la gente efectiva, muy en particular Steve Jobs, quien no obstante adolecer de varios defectos, su proactividad, claridad en su definición de objetivos, jerarquización de las cosas verdaderamente importantes y asignación de prioridades, aunado a una mentalidad ganadora donde el trabajo de equipo resultó determinante y poner por encima de ideas particulares los deseos o necesidades de los demás, le permitió el diseño de productos de utilidad mundial, que constantemente se fueron actualizando y adecuando a las exigencias de una sociedad cada vez más exigente, de tal suerte que logró desarrollar una empresa exitosa y reconocida mundialmente.

 

Bibliografía y referencias.

Aspe armella, Virginia. (2004). Hacia un desarrollo humano, valores, actitudes y hábitos, México: Editorial Limusa.

Cardona, P. (1999). “En busca de las competencias directivas”, Revista de Alumnos Antiguos, IESE.

Covey, Stephen R. (2015). Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, España: Grupo Planeta.

Goleman, Daniel. (2018). Inteligencia Emocional, Barcelona: Editorial Kairos.

Sánchez, E. F., Peón, J. M. M., & Ordás, C. J. V. (1998). Los recursos intangibles como factores de competitividad de la empresa. Dirección y organización, (20).

 

Aspe armella, Virginia. (2004). Hacia un desarrollo humano, valores, actitudes y hábitos, México: Editorial Limusa

Ibidem.

Covey, Stephen R. (2015). Los 7 Hábitos de al Gente Altamente Efectiva, España: Grupo Planeta.

 

Cortés Hernández, Hernán. Hábitos de la gente eficaz. México: CEAAMER, 2019. 12 hojas.

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