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Encuentros y desencuentros entre el Arte y la Locura.

Encuentros y desencuentros entre el Arte y la Locura

El ser humano en su capacidad innata de percibir, transformar y expresar, aun de la manera más simplista, la emoción que le impulsa a toda actividad creativa, plasma y conforma desde sus orígenes el contexto al que pertenece. Un ejemplo de ello lo encontramos en el arte milenario de las pinturas rupestres de Lascaux en Francia o Altamira en España, entre otras, como una evidencia de sus necesidades básicas y representativas de su entorno, así como, de las vivencias más significativas que han determinado su evolución histórica.

Condiciones en las cuales, la humanidad cuenta con un vastísimo repertorio de creaciones artísticas, cimentado en corrientes ideológicas y culturales de validez universal, las cuales han ido surgiendo de las identificaciones de los factores asociativos asumidos por la vía perceptual. Considerando que la capacidad de expresarse por medio de un código dentro de los cánones de la estética, es la vinculación de la plasticidad con la fuerza creadora, entendiéndose ésta, como la fuerza de los impulsos, y la intensidad de las represiones correspondientes.

El hombre ha tenido que enfrentarse con múltiples imágenes que se le han presentado constantemente a su alrededor. Los conceptos artísticos han estado marcados por profundos cambios, ya que la norma estética ha planteado sus juicios sobre reglas y principios tradicionales, que han sido determinados por la frecuentación secular de una herencia artística limitada, y a la vez, admitida por el conjunto colectivo de la consciencia occidental; razón por la cual, el criterio estético ha debido revisar sus normas y ajustar sus valores, por lo tanto, la historia del arte amplía su campo de acción, al penetrar en lugares antes prohibidos. El espíritu comparativo le hace juzgar los encadenamientos históricos, las influencias entre diversas corrientes estéticas y su evolución sobre las civilizaciones. Dando como resultado, que la obra artística no se encuentre aislada, sino puesta en relación a las demás, con su creador, su tiempo y las ideas de su época.

El interés y sobre todo la curiosidad por la obra espontánea de los enfermos crónicos con padecimiento de patología psiquiátrica, motivó a buscar una relación entre la creatividad y la ausencia de formación estética, tomándose en consideración las obras de verdaderos artistas, que presentaron o presentaban durante su vida una enfermedad mental, surgiendo como consecuencia, un debate entre el poder creador de la locura, su repercusión sobre las posibilidades artísticas y la desaparición de su obra, o su transformación bajo la influencia del estado patológico.

La antigua y siempre presente idea que asocia a la locura con la genialidad, alcanzó en el siglo XIX relevancia científica a partir de la obra del médico italiano Cesare Lombroso, titulada “Genio y Locura”; en ella, Lombroso concluía que la mayoría de los grandes hombres tenían antecedentes neurológicos o psiquiátricos, inclinándose preferentemente por asociar el genio con la epilepsia. Para Lombroso, la genialidad correspondía a la faceta afortunada de la psicosis degenerativa.

Posteriormente, una estrecha relación entre el Arte y la Psicología encontró su expresión en el aspecto psicológico-psiquiátrico desde las primeras décadas del Siglo XX, intentando descubrir las oscuras fuentes del proceso creador, y dando a la psicología de la expresión, nuevos impulsos a la interpretación artística. Así mismo, el Psicoanálisis a su vez, puso a su disposición con su doctrina, el significado del símbolo, como un instrumento de gran alcance, al que no sólo  recurrían los autores psicoanalíticos, para la interpretación temática y dinámica de las obras artísticas, según el principio de la interpretación de los sueños, lo cual abrió nuevos caminos y medios de representación al Arte Subjetivista, para el logro de una más amplia realidad interna.

Otros autores como Prinzhorn, Kretchmer, e incluso S. Freud, intentaron el conocimiento sobre el pensar y el vivir mágico-arcaico de los hombres primitivos, para comprender los fenómenos anímicos anormales y la función de los estratos psíquicos profundos. A partir de los fenómenos de pensamiento coetáneos, se buscó un paralelismo entre la peculiaridad  de ciertas creaciones de algunos enfermos mentales y diversas obras artísticas de los primitivos, de carácter recreativo o totémico-fetichista, dando lugar al establecimiento de ciertas divergencias entre las obras de arte y las creaciones artísticas de los enfermos mentales, que llevaron a las siguientes conclusiones:

La obra de Arte es un discurso dialéctico en el que se involucran el autor y el espectador, independientemente de los atributos subjetivos de su contenido. Su estructura es formal y su espacialidad está delimitada, dado que en el Arte se privilegia la Historicidad que comunica fundamentación Filosófica, Política y/o Religiosa, la cual cumple una función Social, que evoca y convoca; informa y también denuncia, y constituye un archivo memorístico del costumbrismo Cultural.

                                Representación simbólica: Guernica, Pablo Picasso

A diferencia de la locura artística que remite a la regresión narcisista de la desintegración psicótica, carente de simbolismo,  en la que se plasma un abismo especular donde se ensaña lo siniestro con la fascinante seducción de un soliloquio inconmensurable, y que se caracteriza por su concretismo atemporal de disgregación desbordada, el cual expresa  ideación de características Mesiánico-Paranoide.

Angustia persecutoria derivada de trastorno funcional: Paciente psiquiátrico

 

 Sustento bibliográfico:

Beayer W. V. y Höfner (1964). La fundamental contribución de Prinzhorn a la psicopatología de la creación artística. ZANDOZ;  Serie 6; México.

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González Núñez J. J. y Nahoul Serio V. (2008). Psicología Psicoanalítica del arte. Manual Moderno; México.

Jung Carl G. (1966). El hombre y sus símbolos. Ed. Aguilar; Madrid.

Laing R. D. (1974). El yo dividido. Fondo de Cultura Económica; Madrid.

Moreno Murillo M. (1988). El paciente psicótico visto a través de su expresión pictórica. Tesis de Licenciatura en Psicología; UNAM.

Schneider Daniel E. (1974). El psicoanálisis y el artista. Fondo de Cultura Económica; Madrid.

Schuster M. y Beis H.  (1982). Psicología del arte. BLUME; Barcelona.

Vallejo-Nájera, Juan a. (1985). Locos egregios. DOSAAT, 15° edición; Madrid.

Encuentros y desencuentros entre el Arte y la Locura. México: CEAAMER, [200?]. p. varía.

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