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Barbosa Guzmán, Carlos Marx. Los usos y costumbres: un fenómeno utilizado para la trata de personas.

Los usos y costumbres: un fenómeno utilizado para la trata de personas.

Autor: Mtro. Carlos Marx Barbosa Guzmán.                                                          

Premio Estatal al Mérito Jurídico 2018.

La trata de personas en el sur del país, ha sido objeto de un gran escándalo, porque mientras que Cancún tiene el primer lugar en explotación sexual, Acapulco le sigue en el segundo lugar a nivel nacional.

Sin embargo, la gran presencia de personas indígenas y flujos migratorios internos e internacionales de manera constante, dificultan la distinción entre la trata de personas y la explotación, principalmente en el ámbito laboral.

Los usos y costumbres de las comunidades indígenas y las prácticas culturales en la sociedad, desafortunadamente han hecho creer que es algo natural que se conserven esas conductas, lo que les ha impedido aceptar que esos fenómenos sociales constituyen un delito. De igual manera, existen las comunidades indígenas que trabajan en situaciones laborales abusivas, muchas de ellas sometidas, pero ante el desconocimiento de sus derechos laborales no logran ser identificados.

La violación a sus derechos humanos ha sido sistemática de nacimiento, por lo que una vez que caen en una situación de trata para trabajo forzoso, no logran distinguirlo como una violación a sus derechos, y consideran que son las circunstancias por las que tiene que pasar, sin saber que se trata de un abuso y sometimiento que hacen los demás para obtener un beneficio a su costa.

Ejemplo de lo anterior son las situaciones de explotación laboral en campos agrícolas, personas en servidumbre forzada, así como para la venta de productos en zonas turísticas y el servicio doméstico.

La presencia de flujos migratorios internacionales, opaca los internos y con ello ha normalizado situaciones de riesgo para la trata de personas, usando las figuras del matrimonio servil o forzado en comunidades indígenas, el sometimiento de las poblaciones originarias de esta región para dedicarse a la siembra en campos vinculados al crimen organizado y la misma explotación sexual de adolescentes y mujeres indígenas.

La marginación y pobreza hace que la población sea más proclive a caer en algún engaño vinculado a la trata. La importancia de conservar la buena imagen pública en términos del turismo, hacen que se vea normal las conductas de abuso en la población, haciendo invisible el tema.

La presencia de grupos de delincuencia organizada para la siembra y trasiego de drogas ha contribuido a la trata y la no localización de personas. Dada la situación de vulnerabilidad por pobreza en la que vive la población, aceptan realizar actividades ilícitas, terminado en situaciones de trabajo forzado  servidumbre y esclavitud en el ámbitos privado como el servicio doméstico. La falta de pago, el engaño para los traslados, la precaria condición de vida, la poca educación, el poco desarrollo del campo y la falta de oportunidades, fomentan la presencia de la trata de personas como antesala a la explotación.

El desarrollo de los pueblos indígenas en el país no ha sido atendido adecuadamente, aunado a las falsas promesas de trabajo terminan por someterlos, explotarles y hasta desaparecerlos.

PROBLEMÁTICAS SOCIALES MULTICAUSALES

Debido a que el Gobierno protege la actividad turística, minimiza todo aspecto vinculado a la trata de personas. Sin embargo, solamente ciertas zonas han logrado vivir del turismo, pero en la mayoría de los municipios la realidad es otra. Y la falta de acceso a servicios básicos, a educación y la exclusión de la población indígena es un factor que la ha puesto en riesgo.

Asimismo, el Estado tiene una reputación de abundancia al exterior, lo que atrae a muchas personas buscando oportunidades laborales. En las zonas turísticas de esta región, existe alta presencia de población LGBTTTI vinculadas a servicios de espectáculos, así como en el comercio sexual, pero se carece de información sobre los riesgos de caer en la trata de personas.

De igual forma, en el caso de la población indígena, varios se mantienen mediante la venta de productos a destajo, de artesanías y en servicio doméstico, lo que los coloca en situaciones de trata para el trabajo forzoso y la servidumbre.

Debido a la precaria economía, en las comunidades indígenas los padres con frecuencia ofertan a sus hijas menores y mayores de edad como damas de compañía o para el matrimonio servil, sin que las autoridades gubernamentales les hayan dado seriedad al asunto, porque justifican esa acción como aspectos de usos y costumbres.

REALIDADES EN LA ATENCIÓN, PROTECCIÓN Y PREVENCIÓN DE LA TRATA DE PERSONAS

El alcoholismo es otro factor de riesgo en la región debido a los altos índices de adición que se presentan, lo cual en varias ocasiones pone en riesgo a las mujeres, pues éstas llegan a ser usadas como moneda de cambio para obtener recursos y seguir con el consumo.

Esto ha provocado la expulsión de mujeres adolescentes de zonas indígenas, arrojándolas a espacios de comercio sexual en las cabeceras municipales, y aún cuando las autoridades locales se enteran, sucede que no han implementado reales acciones preventivas, y dicha indiferencia ha obligado a las Organizaciones Sociales Civiles a ser quienes protejan a las víctimas.

Y aún cuando ha habido algunas acciones de gobierno para la prevención de esos casos, pero han sido escasas e intermitentes, cuando deberían existir campañas coyunturales, regionales y estatales permanentes. Por otro lado, tenemos que la protección y atención a víctimas es inexistente, debido a que la mayoría del personal policiaco o de las Agencias del Ministerio Público  que está en contacto directo con dicho sector agraviado, carece de profesionalismo y sensibilidad, lo que le ha restado la debida atención a las víctimas y la pérdida de la confianza a dichas instancias procuradoras de justicia.

Es de hacer hincapié que, han habido refugios administrados por Organizaciones sociales que han atendido a las víctimas de trata; sin embargo, no logran ser más de 3, porque varios han cerrado debido a la inseguridad que esa labor altruista representa, y también por la circunstancias de corrupción y colusión gubernamental.

La centralización de las acciones preventivas que ha desarrollado el gobierno en sus diferentes niveles, no ha permitido que impacten en la población a nivel local, porque esos programas se han hecho a distancia y no de manera cercana a la realidad local, por lo que los recursos económicos se han destinado a campañas preventivas e informativas, han sido enfocadas a cumplir metas institucionales pero no para alertar a la población de acuerdo a sus realidades cotidianas.

El tema de prevención requiere la participación del Gobierno, de académicos, de la sociedad civil y del sector privado, para una eficaz estrategia a nivel estatal y municipal.

El desconocimiento específico de éstos fenómenos, ha traído como consecuencia la publicación de una ley que confunde la trata de personas con la explotación, lo que ha dado lugar a que se criminalice la pobreza para erradicar la trata en el país, en vez de encontrar a las victimas reales y sancionar a los tratantes verdaderos.

Otra barrera al acceso a la justicia, tiene que ver con algunas zonas de riesgo por la presencia del crimen organizado, y su rol como un fuerte actor en la trata de personas. Pero la colusión entre el crimen organizado y las autoridades es lo que pone en riesgo a las víctimas y al personal de las Organizaciones Sociales cuando hacen su trabajo, aunado a que no se logra asegurar el debido acceso a la justicia de las víctimas.

Por otro lado, es indispensable la capacitación del personal de procuración y administración de justicia y que se logre entender la complejidad del fenómeno, y como complemento, se requiere crear protocolos de detección temprana de la trata, así como protocolos de identificación de víctimas, en razón de que la porosidad del marco legal no permite tener claridad con respecto a la identificación de víctimas.

Por ejemplo, no considera el consentimiento libre y pleno que las personas adultas pueden ejercer para la realización de alguna actividad, como puede ser la pornografía o el trabajo sexual. Por eso es que se requiere establecer acciones gubernamentales que brinden atención integral, basado en el desarrollo personal de las víctimas y su reinserción social con mejores oportunidades, sugiriéndose la implementación de unos elementos básicos, como son:

1. Acompañamiento psicológico de calidad y sin límite de consultas.

2. Espacio de seguridad y protección.

3. Mecanismos de empoderamiento económico.

Las Organizaciones no gubernamentales que defienden los derechos humanos, enfrentan un nivel de vulnerabilidad y riesgo institucional muy alto, porque al carecer de recursos impiden la expansión de sus programas y servicios, siendo que hace falta que las instituciones fortalezcan a dichas organizaciones, para que se expanda la capacitación sobre los temas relacionados a la población indígena y la diferencia entre trata, trabajo sexual y prostitución, así como explotación laboral y trata para trabajo forzoso.

El objeto de que se dirijan más recursos a las Organizaciones Sociales, que realizan trabajo de campo en pro de las poblaciones más afectadas por este delito, es para que se destine a la creación de albergues o refugios, y para implementar acciones educativas, preventivas y de sensibilización.

Por lo tanto, es necesario observar a detalle los usos y costumbres de las poblaciones indígenas, para establecer programas de reeducación y no solo de criminalización contra sus prácticas.

También se deben implementar acciones que fortalezcan el desarrollo de las personas en el campo, así como el empoderamiento de las mujeres en zonas rurales para que se logre reducir el número de víctimas sometidas a la trata.

Del mismo modo, es importante poner atención a aquéllas personas que se les vulneran varios derechos laborales, como son: las poblaciones jornaleras, trabajadores de maquila y empleadas del hogar, quienes son proclives a ser enganchados con fines de explotación. Esto permitirá identificar los focos rojos para la trata, por lo que es importante tener una visión más holística sobre la trata de personas.

Se debe reconocer que la trata de personas no sucede dentro de un vacío, sino que existe dentro de una red de diversos fenómenos complejos como la migración, el crimen organizado, la explotación laboral y la violencia de género entre otros. Siendo importante señalar que la trata de personas no solamente está destinada a la explotación sexual, sino a otros tipos de explotación que ya mencioné. Por eso se insiste que cuando se tenga esta visión más holística, la lógica de aliarse con otros actores y movimientos tiene mucho sentido.

El actual contexto e incertidumbre socio-político, hace más evidente la necesidad de trabajar en coalición, para que la sociedad en general participe activamente para reducir el fenómeno de la trata y la explotación como si se tratara de algo normal. Por tal motivo, es necesario ver el tema desde una visión de promoción y defensa de los derechos humanos y no desde una perspectiva asistencial. Sí bien la asistencia es un paso muy importante para restablecer a las personas que han sido víctimas, es mucho más importante prevenir que las personas no lleguen a éste punto.

Además de lo anterior, se debe apoyar los esfuerzos con perspectiva de género, en donde las acciones preventivas que no estén enfocadas únicamente en las víctimas mujeres, adolescentes, niñas y niños, sino que debe ser con visión de proteger a la población en general. Todas y todos pueden ser víctimas, sin embargo se ha querido estereotipar a la población que sufre del delito.

La violencia de género es la primer puerta de acceso a una situación de trata, se necesitan más esfuerzos enfocados a la reeducación para el conocimiento más profundo de los derechos humanos, no sólo respecto a educar a los hombres como consumistas de mujeres; sino a mujeres para que estas conozcan sus derechos y se empoderen a través de éstos, para gradualmente cambiar la realidad en la viven.

            Es cuánto.

Barbosa Guzmán, Carlos Marx.  Los usos y costumbres: un fenómeno utilizado para la trata de personas. México: CEAAMER, 2018. Página varía. 

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