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Internet y el destino de los Medios de Comunicación.

“Internet y el destino de los Medios de Comunicación”

Hace treinta años no imaginábamos que las computadoras y las Nuevas Tecnologías de la Información iban a llegar a ser parte primordial en nuestro quehacer social, económico y cultural. Oíamos las palabras computación, computadora, digital y lo asociábamos a los relatos fantásticos de la novela, el cine o la televisión.

En aquellos tiempos, ya existía la computadora personal y pocos habían tenido el contacto con alguno de esos aparatos venidos de una película de ciencia ficción. La experiencia de usar o ver una computadora ya no era entrar a un búnker lejano donde habría que pasar varios niveles para encontrarse con la “gran máquina”, llena de botones, palancas, focos multicolores y ruidos mecánicos incesantes, no, era estar frente a frente ante un monitor semejante al televisor, una caja de metal y un teclado como el de las máquinas de escribir, en un lugar tan cotidiano como la recámara de un hogar, alguna oficina o salón de clase de una escuela.

Y fue ahí donde todas las posibilidades para ir de la mano con el futuro comenzaron…

Hoy, el futuro de hace treinta años, no podemos desapegar nuestras actividades sin que recurramos, directa o indirectamente, a esta nueva tecnología comúnmente llamada digital: En los hogares, los centros comerciales, bancos, escuelas o hasta en la palma de nuestra mano tenemos un aparato con estas características. Las computadoras están en todas partes.

Entre estas tecnologías no podemos dejar de hablar del Internet; que si es una fuente para el conocimiento, que si es de gran ayuda para localizar cualquier tipo de dato, lugar e inclusive personas; o que si es una amenaza, una invasión a la intimidad y la supresión del individualismo. Muchas cosas se hablan de estas nuevas tecnologías y una de ellas es si sustituirán a los medios masivos de comunicación tradicionales, como la Radio y la Televisión, particularmente éste último.

Todo cambio genera cierto rechazo. Y nos ha tocado el cambio de la era análoga a la digital. Así que podemos estar tranquilos si nos sentimos rezagados y sentimos cierta sospecha por la intromisión a nuestra cotidianidad de estas tecnologías, es un paso normal ante cambios tan drásticos. Podemos imaginar cuando el invento de Gutenberg que propagó a la plebe conocimientos exclusivos del clero y la burguesía por la impresión de muchos libros y cómo esos sectores alegaban que era un invento que traería malos presagios para el orden y el cuidado de intereses de éstos; o cuando la misma Televisión generó debates si este “intruso” iba moldear y disminuir la capacidad de abstracción de los niños y la juventud. Hoy, estos inventos son parte de esa cotidianidad que se nos hace normal verlos en nuestras casas. En fin, ahora este rechazo está pasando con las Nuevas Tecnologías.

¿Realmente las computadoras y el Internet rebasarán a estos medios hasta extinguirlos? ¿Desaparecerá la Televisión como hoy la conocemos? Si nos vamos a un sentido estricto de los conceptos televisor y televisión, la computadora y el Internet forman parte de este: Es un monitor que trasmite imágenes ya sean estáticas o en movimiento que se generan en otra parte en donde no estamos de manera simultánea. Aunque miremos en nuestro teléfono celular un video, estamos frente a un televisor.

Quizá en los inicios de la computación no veíamos esta amenaza de sustitución tan latente como hoy porque la computación y sus aparatos estaban enfocados hacia el trabajo científico, académico y en pequeñas proporciones hacia lo lúdico y el ocio (originado por el advenimiento de los videojuegos a finales de los años setenta). Hoy asociamos la computadora y el Internet con esto último y más aún cuando la computadora tiene un lugar mucho más especial en cada hogar, en algunos casos sustituyendo el espacio que tenía el televisor, así como éste sustituyó la chimenea encendida donde los miembros de la familia se reunían a contar historias y compartir sus experiencias del día a día.

La computadora y el Internet aparentemente han llegado a arrojar el televisor (y a la chimenea) por la ventana. Las nuevas generaciones optan por ver contenidos en la Red que por esa “caja idiota”, el apelativo que llegó para quedarse y referirse así a la pobre televisión. Caemos en el error de castigar el aparato y al medio, y no a los dueños de ese medio y los contenidos que ofrece; caemos en el error de decir que en Internet hay libertad de contenidos pero no pedimos lo mismo en la Televisión.

Los mismos medios se han visto amenazados ante el Internet y han tenido que introducirse a este mundo digital para no perder audiencia: oímos hablar de Televisión por Internet, Radio por Internet, Periódico digital, Cine por Internet, etc. Pero pocos contenidos distan mucho de la oferta televisiva; y menos hay cuando relacionamos medios, Internet, sinergia y globalización. Queremos ver lo que el vecino hace, lo que en otros países cuentan, lo que ven al otro lado de la frontera. Todos vemos lo de todos nosotros. Empezamos a crearnos una identidad global con Internet, pero con la Televisión la reafirmamos o la rechazamos y de algún modo sucede al mismo tiempo lo contrario, nos creamos una identidad global a través de la Televisión y la reafirmamos en Internet. Opinamos de un evento que vimos en Televisión y lo indagamos en Internet o viceversa.

En Internet estamos solos, buscando estilos de vida, identidades; pocas veces compartimos la experiencia de navegar con otra persona como en la Televisión que ésta reúne familias y hasta auditorios. Internet y sus redes sociales pueden reunir y organizar multitudes pero, ante el infinito flujo de información e intereses, es imposible enterarse de todos y cada uno de los eventos que conlleven a una reunión pública masiva y global, unificada. La Televisión tiene el poder de convocar masas, de generar debates más democráticos entre la población. Internet por su multidireccionalidad es más difícil. Internet desterritorializa el debate y lo diluye, lo convierte en algo efímero, pasajero.

Los contenidos en Internet pueden llegar a ser tan momentáneos que no nos podemos dar cuenta de que existieron, necesita de otros medios como la Televisión, Radio, Prensa y hasta del mismo teléfono para posicionarse, de igual forma estos medios y sus contenidos necesitan de Internet para seguir vivos: Sinergia. Globalización. Internet.

Si la globalización e Internet desterritorializan el mercado y la economía, Internet también lo hace en esos rubros y en el del ocio, la cultura, lo social y la famosa libertad de expresión. Pero ambos, globalización e Internet (tecnología) paradójicamente regionalizan modos de pensar, vestir, escuchar, ver, etc. Reafirman lo que somos ante esa amenaza de “homogenización” que contienen estos conceptos y al mismo tiempo buscamos pertenecer a un mismo mundo, una misma sociedad igualitaria, incluyente.

¿Qué pasará con Internet, la Televisión y los demás medios dentro de treinta años? Lo más seguro es que sigan; apoyándose de otro avance tecnológico que los reafirme y a la vez los diferencie de ése avance que seguramente ya están desarrollando en algún lugar de nuestro pequeño, conectado y globalizado planeta. Ni la Televisión, ni la Radio o la Prensa escrita (en papel) desaparecerán porque mientras haya demanda de estos seguirán; y en un sistema global como en el que ahora estamos comenzando a ver fructificar es difícil que medios y tecnologías desaparezcan tan pronto. Al final de cuentas, el futuro es más predecible hoy porque lo estamos viviendo.

Internet y el destino de los Medios de Comunicación. México: CEAAMER, [200?]. p. varía.

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